5 años de Agenda 2030, ¿dónde estamos? Y, ¿hacia dónde vamos?
Hoy se cumplen 5 años desde la aprobación en la Asamblea General de Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, el nuevo contrato social global que, por primera vez, implica a todos los actores que tienen algo que decir respecto al modelo de desarrollo sostenible que se aspira a conseguir.
Los ODS se han convertido en el horizonte hacia el que caminan ahora todos los países por igual, desarrollados o en vías de desarrollo. Además, como novedad estratégica, se hace copartícipe de su cumplimiento a los gobiernos locales, a las empresas, a las organizaciones de la sociedad civil y a la academia. Algo inédito hasta entonces.
Asimismo, esta agenda internacional, aun siendo un compromiso voluntario, ha generado una fuerza centrípeta nunca vista en el marco del multilateralismo, por su importancia capital para nuestro presente y futuro. Fruto de ello, se aprecia cómo los procesos y estructuras formales e informales que conforman las sociedades modernas están siendo guiados hacia el horizonte de sostenibilidad que marcan los ODS.
Pero, una vez andado un tercio del recorrido previsto para la Agenda 2030, toca hacer balance de su aplicación y de lo que le ha deparado al mundo, y una estimación fundada sobre sus próximos pasos.
¿Dónde estamos?
Uno de los grandes avances de los ODS ha sido la determinación e innovación en el despliegue de un ambicioso sistema de medición internacional, válido para todos los Estados, y articulado a través de un marco con 169 metas y 244 indicadores.
Esto nos permite conocer con bastante precisión el estado de cada uno de los Objetivos y sus correspondientes metas en cada país. Ello supone un avance sin precedentes respecto a tiempos pasados. Ahora podemos saber cuál es la situación de la pobreza extrema, la igualdad de género, la biodiversidad o los recursos hídricos, entre otros, en cada Estado.
Si bien la transparencia y la accesibilidad a datos de calidad intercomparables ha sido la gran victoria de los ODS en estos 5 años, los datos son también el eje sobre el que pivotarán los éxitos o fracasos que estén por llegar.
¿Hacia dónde vamos?
Esta es, seguramente, la mejor pregunta posible en este momento, porque de su propia raíz emanan tanto los problemas que enfrenta actualmente la Agenda 2030, como sus posibles soluciones.
Nadie, ni las agencias de Naciones Unidas, ni la academia, ni los propios gobiernos pueden responder con honestidad a esta pregunta por un sencillo motivo: no hay datos disponibles. Ahora solo estamos viendo una foto fija de los ODS, pero no las causas que nos permitan interpretar estas consecuencias y aplicar las mejores políticas.
Esta afirmación no busca ser desalentadora, al contrario, busca arrojar algo de luz a la encrucijada en la que se encuentra la Agenda 2030, para que el compromiso y los enormes esfuerzos que están realizando todos los actores dé los mejores resultados posibles. Para ello debemos poner el foco en dos pilares:
1. Localización
Las asimetrías de todas las sociedades contemporáneas hace insuficiente la medición de los ODS a nivel estatal. Sin una medición que llegue hasta los niveles subestatales las tendencias agregadas serán parciales y poco concluyentes. ¿Acaso avanzan los ODS en todas las regiones o ciudades por igual dentro de un mismo país? Sin localizar los problemas, se estará tratando de matar moscas a cañonazos. Y esto, además de ser poco deseable, en un contexto de recesión, como el provocado por la COVID-19, es inviable.
2. Cuádruple hélice
Aunque se haya puesto el foco en las alianzas, que incluso cuentan con su propio Objetivo dentro de la Agenda 2030 (ODS 17) y, por primera vez, se esté interpelando a todas las entidades del sector público y del sector privado, seguimos sin saber qué están haciendo estos actores con datos desagregados y accesibles. Esto imposibilita un diseño eficiente de las políticas públicas basado en evidencias y en buenas prácticas respaldadas por datos. Además, conocer quién hace qué, y qué resultados le depara resulta clave para activar la inteligencia colectiva necesaria para acelerar la Agenda.
Por decirlo de una forma sencilla, actualmente vamos con los ojos vendados y, si no lo remediamos antes, corremos el riesgo de que, cuando nos quitemos la venda allá por 2030, no nos guste demasiado lo que veamos. Los ODS son unos objetivos irrenunciables, porque nos va la vida en ello. No vale solo con intentarlo, tenemos que conseguirlo.
OpenODS Index, calificación y transparencia para acelerar los ODS
Con la llegada del año 2020 dió comienzo la Década de Acción, el marco impulsado por Naciones Unidas para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y en esta ambiciosa tarea, el primer paso es conocer fielmente en qué punto estamos. ¿Cuál es el grado de implantación de la Agenda 2030 en cada país?
Esta pregunta obtiene una respuesta rápida acudiendo al Sustainable Development Report 2019, elaborado por la Sustainable Development Solutions Network (SDSN). Pero si bien este reporte facilita una valiosa información para conocer la situación del desarrollo sostenible en cada Estado, no permite poner el foco en los actores indispensables para la transición hacia la sostenibilidad.
¿Qué implicación están teniendo en el cumplimiento de los ODS las entidades locales, empresas, universidades y organizaciones del tercer sector? Sin esta información, cualquier análisis nacería huérfano. Y solo con el compromiso y el esfuerzo de estos actores los ODS pueden acercarse al horizonte de lo posible.
En este contexto nace OpenODS Index, la primera plataforma de calificación y transparencia en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una solución accesible y escalable para que las entidades públicas y privadas puedan registrar públicamente sus progresos y esfuerzos para contribuir a la Agenda 2030.
Este innovador registro público interactivo, con información geolocalizada y verificada por agentes independientes, pone a disposición de toda la ciudadanía la información y los recursos disponibles para acelerar los ODS.
A través de las búsquedas avanzadas de la plataforma, se puede obtener una visión transversal de la implicación de un conjunto de entidades con los ODS, encontrar a las personas que lideran la Agenda 2030 y acceder a las metas localizadas o las acciones de una organización.
Prueba todo lo que puede ofrecerte OpenODS Index y déjanos tus comentarios.
Hagamos nuestra parte. Localiza los ODS
Si hay una visión compartida por Naciones Unidas y los diferentes gobiernos comprometidos con la Agenda 2030 es la importancia estratégica de emprender su localización, para asegurar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los plazos acordados.
Pero, antes de continuar, ¿qué es la localización de la Agenda 2030? Los ODS suponen un nuevo contrato global, y, por ello, su formulación es lo suficientemente abierta como para que puedan verse identificados todos los países. Aunque el contexto y las prioridades de cada territorio son muy diferentes. Y la realidad, y aquello en lo que pueden contribuir las diferentes organizaciones públicas y privadas, también.
En este sentido, la localización de la Agenda 2030 es un ejercicio de adaptación y concreción de los ODS en cada territorio, para alinearlos con sus necesidades y prioridades específicas. Además, localizar la Agenda también implica la interiorización de la misma en el día a día de todas las organizaciones.
Y aquí es donde entra en juego la metodología desarrollada por OpenODS para facilitar la localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en todo tipo de organizaciones: públicas y privadas, de cualquier tamaño y en cualquier parte del mundo.
Esta metodología pionera permite localizar metas e indicadores asociados a las metas globales (MG) de Naciones Unidas en torno a dos dimensiones. En primer lugar, la dimensión territorial, en la que pueden localizarse aquellas metas que atiendan a los problemas propios de un territorio dado. Esta localización debe ser liderada por los gobiernos locales y regionales. Y, para garantizar que estas metas localizadas territoriales (MLT) suponen un horizonte compartido por toda la sociedad, se recomienda que el proceso de localización esté abierto a otros actores locales y regionales relevantes.

Los indicadores localizados territoriales (ILT) varían en función del territorio y de los sistemas de información de que disponen las administraciones locales y regionales. Y, además de poder crear los indicadores que mejor se ajusten a sus necesidades de medición, las entidades subestatales podrán seleccionar en la plataforma OpenODS aquellos otros indicadores definidos por los Estados que cuenten con cuadros de indicadores locales de referencia.
En cuanto a la dimensión organizacional, este sistema para acelerar la Agenda 2030 ofrece la posibilidad de crear y seleccionar metas localizadas organizacionales (MLO) e indicadores localizados organizaciones (ILO). Esta dimensión es aplicable a todo tipo de organizaciones, y, a través de OpenODS, se pueden localizar todas aquellas metas cuyo cumplimiento dependa exclusivamente de la propia entidad.
A fin de cuentas, las metas organizacionales explicitan el compromiso de cada entidad con los ODS y le lanzan un mensaje firme a la ciudadanía sobre el horizonte que quieren alcanzar sus organizaciones.

La localización es el camino más corto hacia el éxito en la consecución de los retos que afrontan nuestras sociedades. Y ahora que sabes esto, ¿qué puede hacer tu entidad para contribuir a alcanzar los ODS?
Si quieres saber más acerca de la Agenda 2030, te gustaría conocer otras experiencias de localización o quieres valorar si tu organización está siguiendo los pasos adecuados en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, contacta con nosotros.
ODS, Agenda 2030 y filosofía ‘open’
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) comprometen al conjunto de la sociedad, en cualquier esfera o nivel. Desde entidades supranacionales hasta ciudades, barrios o personas. El esfuerzo común es clave. No existen gestos grandes ni pequeños cuando se trata de avanzar con paso firme hacia un mundo más justo y, sobre todo, de futuro. Los efectos del cambio climático están presentes en muchos de los retos a cumplir.
Partiendo de esta idea, ¿tiene sentido trabajar de manera aislada? El aprendizaje y los logros que quedan en el camino de los ODS son un recurso valioso en sí mismos. Son capaces de contribuir a que avancemos más rápido. Dan ejemplo, generan nuevas ideas y permiten una mirada más cercana a la realidad de nuestro entorno. Por ello, la filosofía open es casi obligada cuando se aborda la Agenda 2030.
Dentro de una Administración Pública, supone una apuesta por la transparencia y por la rendición de cuentas. La ciudadanía quiere saber qué se hace con el dinero de sus impuestos y tiene derecho a ello. Ahora y también con una perspectiva a lo largo del tiempo. Más allá, esta información ofrece un cuadro de mandos muy útil para los gestores y para cualquier proyecto, público o no, que necesite conocer cómo evoluciona su entorno.
En el ámbito privado no es una actitud obligada pero sí un gesto de responsabilidad. Abre una ventana, desde la cual se puede examinar si existe coherencia entre lo que se dice y lo que, en realidad, se hace. Además, permite que otros actores conozcan las acciones que se ejecutan y el impacto que tienen. Esto da idea de lo que funciona o del alcance que se puede lograr, para adaptarlo a cada circunstancia particular. Un modo de contribuir a la localización de las iniciativas.
La cooperación es la materia prima que nutre el movimiento open. Sea con alianzas o facilitando información. Esto conecta con los tres pilares de OpenODS: medir, comparar y compartir. Mostrar los resultados es una parte tan importante como la gestión integral de los procesos. Por ello, nuestra herramienta concede a la reutilización de los datos un papel fundamental a través de su API Pública.
La Agenda 2030 requiere unificar esfuerzos, pero sobre todo una actitud generosa por parte de toda la sociedad. El compromiso alcanzado no tiene precedentes. La urgencia de sus retos precisa apretar el paso. Tenemos la oportunidad de sacar provecho a toda la información generada, para mejorar nuestras acciones en la próxima década. Algo que pasa, inexorablemente, por mantener una actitud abierta.