Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) comprometen al conjunto de la sociedad, en cualquier esfera o nivel. Desde entidades supranacionales hasta ciudades, barrios o personas. El esfuerzo común es clave. No existen gestos grandes ni pequeños cuando se trata de avanzar con paso firme hacia un mundo más justo y, sobre todo, de futuro. Los efectos del cambio climático están presentes en muchos de los retos a cumplir.
Partiendo de esta idea, ¿tiene sentido trabajar de manera aislada? El aprendizaje y los logros que quedan en el camino de los ODS son un recurso valioso en sí mismos. Son capaces de contribuir a que avancemos más rápido. Dan ejemplo, generan nuevas ideas y permiten una mirada más cercana a la realidad de nuestro entorno. Por ello, la filosofía open es casi obligada cuando se aborda la Agenda 2030.
Dentro de una Administración Pública, supone una apuesta por la transparencia y por la rendición de cuentas. La ciudadanía quiere saber qué se hace con el dinero de sus impuestos y tiene derecho a ello. Ahora y también con una perspectiva a lo largo del tiempo. Más allá, esta información ofrece un cuadro de mandos muy útil para los gestores y para cualquier proyecto, público o no, que necesite conocer cómo evoluciona su entorno.
En el ámbito privado no es una actitud obligada pero sí un gesto de responsabilidad. Abre una ventana, desde la cual se puede examinar si existe coherencia entre lo que se dice y lo que, en realidad, se hace. Además, permite que otros actores conozcan las acciones que se ejecutan y el impacto que tienen. Esto da idea de lo que funciona o del alcance que se puede lograr, para adaptarlo a cada circunstancia particular. Un modo de contribuir a la localización de las iniciativas.
La cooperación es la materia prima que nutre el movimiento open. Sea con alianzas o facilitando información. Esto conecta con los tres pilares de OpenODS: medir, comparar y compartir. Mostrar los resultados es una parte tan importante como la gestión integral de los procesos. Por ello, nuestra herramienta concede a la reutilización de los datos un papel fundamental a través de su API Pública.
La Agenda 2030 requiere unificar esfuerzos, pero sobre todo una actitud generosa por parte de toda la sociedad. El compromiso alcanzado no tiene precedentes. La urgencia de sus retos precisa apretar el paso. Tenemos la oportunidad de sacar provecho a toda la información generada, para mejorar nuestras acciones en la próxima década. Algo que pasa, inexorablemente, por mantener una actitud abierta.