OpenODS, primer premio de la II Gala de Emprendimiento Social de La Noria
En la mañana de hoy, la joven startup andaluza, OpenODS, ha sido premiada con el máximo galardón de la II Gala de Emprendimiento Social de La Noria. Este reconocimiento a la labor que realiza la empresa en materia de innovación respecto a la Agenda 2030 ha sido entregado por la vicepresidenta de la Diputación de Málaga, Natacha Rivas, y lo han recogido David Aurusa y Arantza Lozano.
Estos premios del Centro de innovación de la Diputación de Málaga respaldan la trayectoria de empresas que impulsan iniciativas y crean alianzas de innovación social con un claro impacto positivo en la sociedad y en el desarrollo sostenible.
En este sentido, OpenODS, la entidad resultante de la alianza estratégica suscrita por Enreda y Working Smarter, ambas empresas cooperativas, ha puesto en marcha una novedosa metodología de seguimiento y monitorización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que comercializan a través de diferentes productos tecnológicos para la medición y visualización de impactos y resultados en la aplicación de la Agenda.
Asimismo, la startup tecnológica ha demostrado en este tiempo su vocación multisectorial, multiactor y multinivel, desarrollando su trabajo para muy diversas entidades del sector privado y el sector público, con un enfoque basado en la evaluación y la transformación a partir de buenas prácticas sustentadas en datos y en herramientas de business intelligence.
Fruto de estos desarrollos para la aplicación integral y transversal de la Agenda 2030, han lanzado este año OpenODS Index, la primera plataforma de calificación y transparencia en el cumplimiento de los ODS.
Por su parte, la empresa ha agradecido el premio a la organización y se ha mostrado ilusionada por la “enorme valía de las entidades y proyectos empresariales que han quedado finalistas en esta II edición de los premios de Emprendimiento Social”.
La Agenda AIVP: un ejemplo de Agenda sectorial para alcanzar los ODS
La AIVP y su particular Agenda 2030
La Red Mundial de Ciudades Portuarias (conocidas por las siglas AIVP, del francés Association Internationale Villes et Ports ) es un organismo internacional que congrega a todos los actores, públicos y privados, responsables del desarrollo de las ciudades portuarias. Su razón de ser pasa por acompañar a todas las entidades que la componen en la implementación de estrategias de cambio de aspectos económicos, sociales y medioambientales de las ciudades portuarias.
Los actores que conforman la AIVP pueden ser desde representantes elegidos de las ciudades y de las otras colectividades locales marítimas y fluviales, a universidades y centros de investigación, pasando por empresas, proveedores de servicios y, por supuesto, operadores, administraciones y autoridades portuarias.
Las ciudades portuarias y los agentes que forman parte de su particular universo son testigos excesivamente expuestos a los resultados adversos provocados por el cambio climático. Esta no es la única razón por la cual la AIVP quiera tomar cartas en el asunto del desarrollo sostenible. las ciudades portuarias son también escenarios ideales en los que desarrollar soluciones que hagan frente a los retos que presentan la transición energética, la conservación de ecosistemas, la movilidad o la transformación industrial, entre otras cuestiones.
Con el objetivo de dar un paso en firme en estas materias y, por tanto, en su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a la vez que articulaba una estrategia fácil de asimilar por los agentes y entidades que componen a la red, la propia AIVP tomó, en 2018, la decisión de iniciar una cooperación más clara y robusta con los mencionados ODS.
De dicho compromiso emana la Agenda 2030 de la AIVP, una adaptación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al contexto de las ciudades portuarias a fin de ayudar e inspirar a todos los actores portuarios y urbanos a preparar sus proyectos y planes pensados para contribuir al desarrollo sostenible de las relaciones puerto-ciudad.
La Agenda AIVP. Su estructura
La Agenda de la AIVP, por tanto, se estructura en 10 objetivos, adaptados específicamente al contexto en el que se insertan los agentes y las comunidades portuarias, y recogen las áreas de acción sobre las que los agentes portuarios pueden realmente actuar de forma efectiva:
- ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO: Anticipar las consecuencias del cambio climático en las ciudades portuarias marítimas y fluviales.
- TRANSICIÓN ENERGÉTICA Y ECONOMÍA CIRCULAR: Hacer que nuestros territorios puerto-ciudad que constituyen el núcleo de la transición energética y de la economía circular, entren en verdadera simbiosis con los diferentes interesados locales.
- MOVILIDAD SOSTENIBLE: Mejorar la movilidad en la ciudad portuaria y luchar contra la congestión urbana.
- GOBERNANZA RENOVADA: Favorecer el diálogo puerto-ciudad en una gobernanza renovada con el objetivo de asociar la investigación del desempeño económico y medioambiental al bienestar y a las aspiraciones de los habitantes.
- INVERTIR EN CAPITAL HUMANO: Invertir en el capital humano y permitirles a los habitantes, a los jóvenes talentos, a los profesionales y a los emprendedores que encuentren en el desarrollo de las ciudades portuarias los empleos necesarios tanto para su realización personal como para la competitividad de la comunidad portuaria.
- CULTURA PORTUARIA Y IDENTIDAD: Promover la cultura y la identidad características de las ciudades portuarias y recuperar el orgullo de los habitantes de pertenecer a una comunidad de interés puerto-ciudad.
- ALIMENTOS DE CALIDAD PARA TODOS: Convertir las ciudades portuarias en actores mayores del desafío por una alimentación suficiente y de calidad para todos.
- INTERFAZ PUERTO CIUDAD: Ofrecer a los habitantes que viven en las cercanías de las actividades portuarias, condiciones de vivienda yactividades recreativas y culturales en las zonas de contacto puerto-ciudad.
- SALUD Y CALIDAD DE VIDA: Mejorar la calidad de vida de las poblaciones en las ciudades portuarias y preservar su salud.
- PROTEGER LA BIODIVERSIDAD: Restaurar y proteger la biodiversidad terrestre o acuática en las ciudades y regiones portuarias.
Para cada uno de estos 10 objetivos se establece una serie de medidas para la acción, sumando hasta un total de 46 medidas a lo largo de toda la Agenda AIVP 2030. Estas medidas pueden consultarse haciendo click en cada uno de los 10 Objetivos.
Gracias al trabajo realizado por la AIVP, los actores implicados pueden centrarse en abordar acciones que encajan a la perfección en su ADN. Paralelamente, ya que todos los objetivos de la Agenda AIVP 2030 están alineados con dos o más ODS, podrá analizarse la repercusión en la Agenda 2030 de Naciones Unidas de las acciones realizadas por dichos actores.

La oportunidad de Puertos del Estado
En cuanto a la asimilación de estas agendas estratégicas por parte de los puertos y autoridades portuarias españolas, ésta no debe sonar extraña para dichas entidades, ya que, desde el arranque del siglo, trabajan en la monitorización de indicadores sobre aspectos ambientales (Indaport, 2013), pero también económicos y, cada vez más, sociales.
Dicho esfuerzo de monitorización lo resume el ente “Puertos del Estado” en la memoria anual de sostenibilidad de su sistema portuario, implicando a las 28 autoridades portuarias que componen dicho sistema.
Es cierto que estos trabajos de monitorización siempre requerirán un esfuerzo de alineamiento entre los distintos lenguajes -aquel propio de las entidades, el propuesto por la AIVP y el propuesto por Naciones Unidas-, pero significan un punto de partida sobre el que apoyarse para caminar hacia los objetivos propuestos por las distintas agendas.
Agendas sectoriales -como esta de la AIVP-, que lejos de enmarañar el mensaje en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se convierten en documentos de gran valor estratégico, acercando estos objetivos, a veces bastante genéricos a realidades específicas con necesidades particulares. El trabajo de alineamiento y localización que debe acompañar a estas agendas sectoriales para garantizar que encajan en la lógica de los ODS nos ayuda a aproximar contextos dispares hacia un lenguaje común de responsabilidad social, el de los Objetivos de la Agenda 2030.
OpenODS busca compañeros de viaje
Hace algo más de un año iniciamos la aventura de crear una sociedad centrada en acelerar la Agenda 2030.
El proyecto inicial comenzó como un reto de I+D para crear una herramienta tecnológica que permitiera a todas las entidades poder implementar la Agenda y de esta forma acelerar los ODS.
Pero no tardamos en darnos cuenta de que, aunque hace ya varios años desde que la ONU hiciera pública la Agenda 2030, la asimilación de ésta por parte de las organizaciones aún no está en el nivel de maduración que nosotros pensábamos. Queda mucho trabajo por hacer.
En el camino que hemos recorrido entendimos que quizás apostábamos por una solución demasiado ambiciosa, pero también vimos que las distintas organizaciones repetían sus patrones; sus necesidades eran variadas pero similares dependiendo de dónde pusiéramos el foco.
Por esa razón lanzamos hace unos meses un nuevo producto que pretende simplificar y ayudar a las entidades de cualquier tipología a aplicar la Agenda 2030 de una manera sencilla y con una metodología de seguimiento muy fácil de implementar: OpenODS Index, es una apuesta por la estandarización y el cumplimiento de los ODS.
En este camino que hemos recorrido hasta este día hemos aprendido que aunque creemos que contamos con la experiencia y las herramientas tecnológicas necesarias para apoyar a las entidades en su implementación de la Agenda son muchas las dificultades con las que nos hemos encontrado y por ello creemos que es el momento de buscar compañeros que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos.
Por ello abrimos este espacio, para buscar alianzas o compañeros que compartan con nosotros estos objetivos con los que acelerar la Agenda 2030.
Nos gustaría contar con personas o entidades que pudieran apoyarnos en las siguientes líneas:
- Fundraising. Para desarrollar muchas de nuestras herramientas no hemos contado con fondos externos y creemos que es fundamental para poder acelerar el desarrollo e invertir en nuevas soluciones contar con vías de financiación.
- Representación en el alto sector empresarial. la Agenda es un compromiso de todos y creemos que el sector empresarial en particular las grandes empresas son un actor fundamental, por ello necesitamos personas con experiencia y relaciones previas con este sector.
- Comercialización de nuestros productos y servicios. un perfil con experiencia en la representación y la comercialización para ayudarnos a convencer a muchas entidades que aún no han dado un paso en su implantación de los ODS.
Si crees que puedes aportarnos algunas o todas de estas necesidades, contacta con nosotros ¡Estamos encantados de hablar contigo!
Presupuestos Generales del Estado y ODS. Luces y sombras del primer alineamiento
Esta semana se ha anunciado el primer borrador de los presupuestos generales del Estado (PGE) y, como se avanzó en el mes de marzo, por primera vez están alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Este hito es muy importante, porque, como avanzabamos en redes sociales, el trabajo del Gobierno servirá a muchos actores, especialmente a otras administraciones públicas, para reflejarse con una doble perspectiva: por un lado las administraciones podrán entender su posición relativa con respecto un marco como el de la administración general del Estado. Por otro lado, el abordaje que realicen desde el Gobierno de España servirá como referencia y punto de partida a la hora de que estas administraciones afronten sus propios procesos de alineamiento y localización, como ocurre con el alineamiento de los PGE.
El Gobierno de España es consciente de que el reto que supone la Agenda 2030 no se alcanza únicamente alineando unos presupuestos. Así lo reconoce el informe en el que explican el proceso de alineamiento y los resultados obtenidos.
Este mismo documento también nos explica qué podemos obtener y qué no podemos obtener de alinear unos presupuestos. Detengámonos en lo segundo.
¿Qué NO podemos obtener de unos presupuestos alineados?
No podemos exigir que este proceso de alineamiento actualice las Metas Territoriales Localizadas del país, tarea que se realiza a través de la medición de sus Indicadores Localizados Territoriales). Este es un trabajo que ya realiza el INE, que, como organismo responsable de las estadísticas del estado, puede permitirse actuar como órgano independiente en materia de ODS.
Tampoco podemos esperar que se mida el impacto directo del paquete de medidas que conforma un presupuesto de este calibre. Un euro invertido en materia de educación, igualdad o lucha contra el cambio climático no puede traducirse en un euro de impacto directo sobre los ODS 4, 5 o 13. Debemos tener en cuenta que medir el efecto multiplicador de una inversión es reponsabilidad de las herramientas de evaluación con las que cuente la medida en cuestión.
Y, como bien indica el documento de referencia, no podemos asumir que si un programa de gasto impacta sobre dos o varios ODS el dinero invertido en dicho programa se sume tantas veces como Objetivos han sido impactados. Este tratamiento del presupuesto distorsionaría su impacto real sobre la agenda de desarrollo sostenible española.
Todas estas ideas se desprenden del mismo documento y conforman un ejercicio de honestidad digno de reconocimiento.
Entonces ¿para qué sirve haber realizado este el alineamiento?
Que una organización, sin importar su calibre, realice una acción por primera vez siempre es positivo, puesto que nos permite crear un antecedente sobre el que trabajar. En este caso, el alineamiento exigía la creación de una metodología que ayudase a afrontar la tarea de alineamiento, contando con que había que evitar la distorsión y el mal ejercicio de comunicación de los supuestos que hemos visto en el apartado anterior.
Dicha distorsión la resuelve el Gobierno de España gracias a lo que han llamado el Índice de Esfuerzo Presupuestario (IEP), un indicador que permite medir qué porcentaje de las partidas presupuestarias está alineado con al menos uno de los ODS. Sin entrar a valorar el total de inversiones realizadas en esa partida, ni si estas aceleran o no la consecución de los objetivos.
Gracias a esta propuesta, y a la aproximación cualitativa que también hace el documento de alineamiento, podemos conocer qué volumen de medidas e inversión se espera que incida en cada uno de los ODS, sin cometer el error de pensar que este esfuerzo sume el compromiso total del Gobierno de España con los ODS (Recordemos que hay cifras que se podrían estar sumando en varios ODS si la partida en cuestión tiene la capacidad de incidir sobre más de un Objetivo. Por ejemplo; Una inversión para innovación en energías renovables que repercuta directamente en el ODS 7, el 9 o incluso el 11 y el 14).
ODS | Nº políticas | Inversión (en millones €) |
1 | 11 | 186.614 |
2 | 2 | 1.611 |
3 | 9 | 18.051 |
4 | 7 | 11.923 |
5 | 12 | 57.036 |
6 | 3 | 1.367 |
7 | 5 | 13.272 |
8 | 17 | 61.082 |
9 | 10 | 45.471 |
10 | 11 | 15.962 |
11 | 9 | 11.911 |
12 | 4 | 3.898 |
13 | 5 | 7.030 |
14 | 3 | 1.838 |
15 | 4 | 6.135 |
16 | 8 | 22.891 |
17 | 5 | 33.286 |
El Gobierno también nos avisa de que no todas las partidas de los PGE tienen por qué estar alineadas con los ODS. Puede haber partidas que simplemente existen por una mera necesidad instrumental u otras cuyo impacto sea tan poco significativo en los Objetivos de Desarrollo Sostenible que no son relevantes para este análisis.
Ni están todas las partidas de los PGE ni podemos garantizar que las partidas que sí están alineadas se muestren una sola vez en la tabla
A la solución metodológica que supone la creación del IEP se suma que por primera vez conocemos qué volumen de inversiones de los presupuestos podría estar impactando en un ODS, independientemente del efecto que pueda tener dicho volumen en otros objetivos distintos.
Ahora conocemos que el Gobierno de España dedica, usando la tabla de arriba, más de 180.000 millones de euros a políticas que persiguen acabar con la pobreza (ODS 1), cualquier cambio en esta cifra exigirá un ejercicio de transparencia y comunicación para dicha institución.
Este hecho crea una “línea de base” sobre la que podremos conocer la evolución del compromiso con los ODS de la administración general del Estado en presupuestos venideros.
¿Es el mejor abordaje? Queda mucho por hacer
En OpenODS hemos redactado esta publicación movidos por el compromiso que tenemos como actor por la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, nuestra razón de ser.
Sin embargo, precisamente por nuestro rol de actores convencidos, no creemos que debamos entrar a valorar aquí si el alineamiento realizado por el Gobierno de España es la forma más acertada de aproximarse a unos presupuestos -una vez superada la idea de que la presentación de unos presupuestos no puede reflejar el impacto real que se espera de la ejecución de los mismos-.
Pensamos que lo más importante que podemos obtener de esta acción pionera son precisamente su aparición en escena y la propuesta novedosa de abordaje. Gracias al trabajo realizado por el Gobierno podremos acompañar a muchos otros actores, administraciones y entidades privadas en la aceleración de su compromiso con los ODS. Sabiendo qué se ha hecho y luchando por hacerlo siempre mejor que los antecedentes con los que trabajamos, por ejemplo llevando el análisis de los presupuestos un paso más allá y alineando los mismos con las Metas Localizadas de referencia que utilice cada organización, una aproximación que hemos echado de menos en este primer informe de alineamiento.
Tres caminos a recorrer en los PGE 2022
De objetivos a metas: Los 17 ODS son, en cierta forma, una forma de agrupar las 169 metas concretas de la Agenda 2030. El alinear el presupuesto exclusivamente con los ODS, sin hacerlo con la metas puede ser un primer paso, pero sería importante dar el siguiente para aumentar exponencialmente su utilidad.
De políticas a programas: para realizar el alineamiento se han analizado 283 programas de gasto, encuadrados en las 25 grandes políticas de gasto de los PGE 2021., sin embargo, el alineamiento cuantitativo del presupuesto se realiza exclusivamente a nivel de esas 25 políticas. Sería deseable “hacer zoom” el próximo año a nivel de programas, ya que en un presupuesto del tamaño de los PGE, y con una metodloǵia que usa el 5% de la dotación presupuestaria cómo frontera a partir del cual se considera que, en términos cuantitativos, la política se encuentra alineada con el ODS, nos encontramos que podrían existir programas de millones de euros (técnicamente, hasta de miles de millones de euros) cuyo impacto cuantitativo con los ODS no se está midiendo.
De PDF a Open Data: una administración transparente, responsable y comprometida con el desarrollo sostenible no puede permitirse apostar en 2020 por formatos que no sean reutilizables, cuando además ya se viene trabajando en esta lógica en el tratamiento habitual de datos relativos a los presupuestos.. Este camino debería ser recorrido por todos los los documentos de la “serie azul” de los PGE (constituida por el informe de Alineamiento con los ODS, el Informe de impacto de género y el Informe del impacto en la infancia, en la adolescencia y la familia). Dar este paso sería de gran utilidad para:
- Mejorar la transparencia y la usabilidad del informe: es una pena que tras realizar el esfuerzo de escribir cientos de páginas sobre el alineamiento de este presupuesto, haya datos fundamentales – cómo el porcentaje en que cada política impacta sobre un objetivo – que sólo podemos podemos adivinar de forma aproximada en una gráfica dibujada sobre un PDF.
- Facilitar la reutilización: disponer de los datos en formatos reutilizables sería de gran ayuda a los diferentes actores que trabajan para la consecución de los ODS (administraciones, universidades, investigadores, sociedad civil…) para multitud de tareas, cómo por ejemplo aplicar a los mismos datos diferentes metodologías para testarlas.
- Integrar los datos de los PGE en herramientas integrales multiactor: Como por ejemplo, las soluciones tecnológicas de OpenODS
5 años de Agenda 2030, ¿dónde estamos? Y, ¿hacia dónde vamos?
Hoy se cumplen 5 años desde la aprobación en la Asamblea General de Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, el nuevo contrato social global que, por primera vez, implica a todos los actores que tienen algo que decir respecto al modelo de desarrollo sostenible que se aspira a conseguir.
Los ODS se han convertido en el horizonte hacia el que caminan ahora todos los países por igual, desarrollados o en vías de desarrollo. Además, como novedad estratégica, se hace copartícipe de su cumplimiento a los gobiernos locales, a las empresas, a las organizaciones de la sociedad civil y a la academia. Algo inédito hasta entonces.
Asimismo, esta agenda internacional, aun siendo un compromiso voluntario, ha generado una fuerza centrípeta nunca vista en el marco del multilateralismo, por su importancia capital para nuestro presente y futuro. Fruto de ello, se aprecia cómo los procesos y estructuras formales e informales que conforman las sociedades modernas están siendo guiados hacia el horizonte de sostenibilidad que marcan los ODS.
Pero, una vez andado un tercio del recorrido previsto para la Agenda 2030, toca hacer balance de su aplicación y de lo que le ha deparado al mundo, y una estimación fundada sobre sus próximos pasos.
¿Dónde estamos?
Uno de los grandes avances de los ODS ha sido la determinación e innovación en el despliegue de un ambicioso sistema de medición internacional, válido para todos los Estados, y articulado a través de un marco con 169 metas y 244 indicadores.
Esto nos permite conocer con bastante precisión el estado de cada uno de los Objetivos y sus correspondientes metas en cada país. Ello supone un avance sin precedentes respecto a tiempos pasados. Ahora podemos saber cuál es la situación de la pobreza extrema, la igualdad de género, la biodiversidad o los recursos hídricos, entre otros, en cada Estado.
Si bien la transparencia y la accesibilidad a datos de calidad intercomparables ha sido la gran victoria de los ODS en estos 5 años, los datos son también el eje sobre el que pivotarán los éxitos o fracasos que estén por llegar.
¿Hacia dónde vamos?
Esta es, seguramente, la mejor pregunta posible en este momento, porque de su propia raíz emanan tanto los problemas que enfrenta actualmente la Agenda 2030, como sus posibles soluciones.
Nadie, ni las agencias de Naciones Unidas, ni la academia, ni los propios gobiernos pueden responder con honestidad a esta pregunta por un sencillo motivo: no hay datos disponibles. Ahora solo estamos viendo una foto fija de los ODS, pero no las causas que nos permitan interpretar estas consecuencias y aplicar las mejores políticas.
Esta afirmación no busca ser desalentadora, al contrario, busca arrojar algo de luz a la encrucijada en la que se encuentra la Agenda 2030, para que el compromiso y los enormes esfuerzos que están realizando todos los actores dé los mejores resultados posibles. Para ello debemos poner el foco en dos pilares:
1. Localización
Las asimetrías de todas las sociedades contemporáneas hace insuficiente la medición de los ODS a nivel estatal. Sin una medición que llegue hasta los niveles subestatales las tendencias agregadas serán parciales y poco concluyentes. ¿Acaso avanzan los ODS en todas las regiones o ciudades por igual dentro de un mismo país? Sin localizar los problemas, se estará tratando de matar moscas a cañonazos. Y esto, además de ser poco deseable, en un contexto de recesión, como el provocado por la COVID-19, es inviable.
2. Cuádruple hélice
Aunque se haya puesto el foco en las alianzas, que incluso cuentan con su propio Objetivo dentro de la Agenda 2030 (ODS 17) y, por primera vez, se esté interpelando a todas las entidades del sector público y del sector privado, seguimos sin saber qué están haciendo estos actores con datos desagregados y accesibles. Esto imposibilita un diseño eficiente de las políticas públicas basado en evidencias y en buenas prácticas respaldadas por datos. Además, conocer quién hace qué, y qué resultados le depara resulta clave para activar la inteligencia colectiva necesaria para acelerar la Agenda.
Por decirlo de una forma sencilla, actualmente vamos con los ojos vendados y, si no lo remediamos antes, corremos el riesgo de que, cuando nos quitemos la venda allá por 2030, no nos guste demasiado lo que veamos. Los ODS son unos objetivos irrenunciables, porque nos va la vida en ello. No vale solo con intentarlo, tenemos que conseguirlo.
OpenODS Index, calificación y transparencia para acelerar los ODS
Con la llegada del año 2020 dió comienzo la Década de Acción, el marco impulsado por Naciones Unidas para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y en esta ambiciosa tarea, el primer paso es conocer fielmente en qué punto estamos. ¿Cuál es el grado de implantación de la Agenda 2030 en cada país?
Esta pregunta obtiene una respuesta rápida acudiendo al Sustainable Development Report 2019, elaborado por la Sustainable Development Solutions Network (SDSN). Pero si bien este reporte facilita una valiosa información para conocer la situación del desarrollo sostenible en cada Estado, no permite poner el foco en los actores indispensables para la transición hacia la sostenibilidad.
¿Qué implicación están teniendo en el cumplimiento de los ODS las entidades locales, empresas, universidades y organizaciones del tercer sector? Sin esta información, cualquier análisis nacería huérfano. Y solo con el compromiso y el esfuerzo de estos actores los ODS pueden acercarse al horizonte de lo posible.
En este contexto nace OpenODS Index, la primera plataforma de calificación y transparencia en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una solución accesible y escalable para que las entidades públicas y privadas puedan registrar públicamente sus progresos y esfuerzos para contribuir a la Agenda 2030.
Este innovador registro público interactivo, con información geolocalizada y verificada por agentes independientes, pone a disposición de toda la ciudadanía la información y los recursos disponibles para acelerar los ODS.
A través de las búsquedas avanzadas de la plataforma, se puede obtener una visión transversal de la implicación de un conjunto de entidades con los ODS, encontrar a las personas que lideran la Agenda 2030 y acceder a las metas localizadas o las acciones de una organización.
Prueba todo lo que puede ofrecerte OpenODS Index y déjanos tus comentarios.
ODS, de la ventaja competitiva a la responsabilidad social
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) implican no solo a las Administraciones Públicas, sino también a la sociedad civil, las instituciones educativas y, sobre todo, a las empresas como actores imprescindibles para la consecución de la Agenda 2030.
Tal y como indicaba la Agenda de Acción de Addis Abeba, no podemos pasar por alto el potencial transformador, creativo e innovador de un sector privado en el cada vez es más fácil encontrar actores cuya influencia rivaliza con la de las administraciones. No es extraño ver compañías con volúmenes de facturación superiores al PIB de la mayoría de países, o reconocer grandes conglomerados transnacionales con presencia en prácticamente todo el globo. Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet (Google) y Facebook suman 3,5 miles de millones de euros de capitalización bursátil, una cifra similar al PIB de Alemania, la 4ª potencia mundial.
Pero las grandes corporaciones no son las únicas compañías que deben sentirse interpeladas por la Agenda 2030. Todas las empresas, sin importar su tamaño, pertenecen a una comunidad en la que desarrollan su actividad y en la que generan un impacto (positivo o negativo), sin importar si esta comunidad se limita a una escala local, regional o global.
Sin embargo, lo realmente importante no es la escala a la que intervienen los agentes económicos, sino las urgentes razones que hacen que estos lleguen a comprometerse con la Agenda 2030 hasta asumir sus objetivos como propios.
La primera de estas razones es el ejercicio de transparencia que supone alinear las organizaciones con los ODS y dar a conocer el grado de compromiso y el esfuerzo realizado para alcanzar cada uno de los 17 objetivos. Un ejercicio de transparencia fruto de la presión externa, cada vez más habitual en nuestra sociedad, para conocer las buenas prácticas de nuestras empresas, además de una decisión que puede atraer el interés de potenciales inversores hacia nuestras compañías, un hecho que entronca con la segunda de las razones; el atractivo inversor.
Como ocurre en los mercados bursátiles, la accesibilidad a la información sobre la gestión y dirección de cualquier empresa es crucial en la actualidad, puesto que un buen ejercicio de transparencia influye determinantemente en las decisiones de compra y en los potenciales inversores. Pero no es esa la única razón por la que el alineamiento con los ODS puede condicionar la actividad inversora, algo que demuestra la existencia de estándares como GRI o el uso de ratings financieros de sostenibilidad como ESG (Environmental, Social and Governance). El mercado cada vez exige más información y más compromiso en materia de sostenibilidad a las empresas.
No en vano, la tercera razón que hace imprescindible el compromiso con los ODS es el hecho de que alcanzando estos objetivos garantizamos el futuro de nuestro entorno y, sobre todo, la seguridad de que el mercado en el que operamos siga existiendo. La Agenda 2030 no sólo pretende garantizarnos un futuro sostenible en un sentido amplio, sino que su consecución permite reducir riesgos derivados de la situación de emergencia en la que se encuentra nuestro planeta, garantizando inversiones y calmando a inversores.
A pesar de que las razones esgrimidas tienen el potencial por sí mismas de incidir en las acciones de cualquier empresa, no podemos obviar la motivación fundamental detrás de las mismas; la propia responsabilidad social de las empresas. Las organizaciones empresariales no son agentes transformadores únicamente. Esta característica la adquieren porque también son agentes sociales, compuestos por personas, con intereses e ideales, y en constante contacto con otras personas que, si bien no tienen la capacidad de decidir sobre la estrategia de una compañía, sí que influyen directamente en sus acciones; los grupos de interés; propietarios; proveedores; trabajadores; vecinos; miembros de la comunidad…
En definitiva, ya sea porque estamos ante mecanismos que generan fortalezas competitivas o porque tenemos una exigencia y un compromiso social, las organizaciones y sociedades empresariales tenemos razones de sobra para no dejar pasar el tren de la Agenda 2030 y trabajar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.