OpenODS Index, calificación y transparencia para acelerar los ODS
Con la llegada del año 2020 dió comienzo la Década de Acción, el marco impulsado por Naciones Unidas para acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y en esta ambiciosa tarea, el primer paso es conocer fielmente en qué punto estamos. ¿Cuál es el grado de implantación de la Agenda 2030 en cada país?
Esta pregunta obtiene una respuesta rápida acudiendo al Sustainable Development Report 2019, elaborado por la Sustainable Development Solutions Network (SDSN). Pero si bien este reporte facilita una valiosa información para conocer la situación del desarrollo sostenible en cada Estado, no permite poner el foco en los actores indispensables para la transición hacia la sostenibilidad.
¿Qué implicación están teniendo en el cumplimiento de los ODS las entidades locales, empresas, universidades y organizaciones del tercer sector? Sin esta información, cualquier análisis nacería huérfano. Y solo con el compromiso y el esfuerzo de estos actores los ODS pueden acercarse al horizonte de lo posible.
En este contexto nace OpenODS Index, la primera plataforma de calificación y transparencia en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una solución accesible y escalable para que las entidades públicas y privadas puedan registrar públicamente sus progresos y esfuerzos para contribuir a la Agenda 2030.
Este innovador registro público interactivo, con información geolocalizada y verificada por agentes independientes, pone a disposición de toda la ciudadanía la información y los recursos disponibles para acelerar los ODS.
A través de las búsquedas avanzadas de la plataforma, se puede obtener una visión transversal de la implicación de un conjunto de entidades con los ODS, encontrar a las personas que lideran la Agenda 2030 y acceder a las metas localizadas o las acciones de una organización.
Prueba todo lo que puede ofrecerte OpenODS Index y déjanos tus comentarios.
ODS, de la ventaja competitiva a la responsabilidad social
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) implican no solo a las Administraciones Públicas, sino también a la sociedad civil, las instituciones educativas y, sobre todo, a las empresas como actores imprescindibles para la consecución de la Agenda 2030.
Tal y como indicaba la Agenda de Acción de Addis Abeba, no podemos pasar por alto el potencial transformador, creativo e innovador de un sector privado en el cada vez es más fácil encontrar actores cuya influencia rivaliza con la de las administraciones. No es extraño ver compañías con volúmenes de facturación superiores al PIB de la mayoría de países, o reconocer grandes conglomerados transnacionales con presencia en prácticamente todo el globo. Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet (Google) y Facebook suman 3,5 miles de millones de euros de capitalización bursátil, una cifra similar al PIB de Alemania, la 4ª potencia mundial.
Pero las grandes corporaciones no son las únicas compañías que deben sentirse interpeladas por la Agenda 2030. Todas las empresas, sin importar su tamaño, pertenecen a una comunidad en la que desarrollan su actividad y en la que generan un impacto (positivo o negativo), sin importar si esta comunidad se limita a una escala local, regional o global.
Sin embargo, lo realmente importante no es la escala a la que intervienen los agentes económicos, sino las urgentes razones que hacen que estos lleguen a comprometerse con la Agenda 2030 hasta asumir sus objetivos como propios.
La primera de estas razones es el ejercicio de transparencia que supone alinear las organizaciones con los ODS y dar a conocer el grado de compromiso y el esfuerzo realizado para alcanzar cada uno de los 17 objetivos. Un ejercicio de transparencia fruto de la presión externa, cada vez más habitual en nuestra sociedad, para conocer las buenas prácticas de nuestras empresas, además de una decisión que puede atraer el interés de potenciales inversores hacia nuestras compañías, un hecho que entronca con la segunda de las razones; el atractivo inversor.
Como ocurre en los mercados bursátiles, la accesibilidad a la información sobre la gestión y dirección de cualquier empresa es crucial en la actualidad, puesto que un buen ejercicio de transparencia influye determinantemente en las decisiones de compra y en los potenciales inversores. Pero no es esa la única razón por la que el alineamiento con los ODS puede condicionar la actividad inversora, algo que demuestra la existencia de estándares como GRI o el uso de ratings financieros de sostenibilidad como ESG (Environmental, Social and Governance). El mercado cada vez exige más información y más compromiso en materia de sostenibilidad a las empresas.
No en vano, la tercera razón que hace imprescindible el compromiso con los ODS es el hecho de que alcanzando estos objetivos garantizamos el futuro de nuestro entorno y, sobre todo, la seguridad de que el mercado en el que operamos siga existiendo. La Agenda 2030 no sólo pretende garantizarnos un futuro sostenible en un sentido amplio, sino que su consecución permite reducir riesgos derivados de la situación de emergencia en la que se encuentra nuestro planeta, garantizando inversiones y calmando a inversores.
A pesar de que las razones esgrimidas tienen el potencial por sí mismas de incidir en las acciones de cualquier empresa, no podemos obviar la motivación fundamental detrás de las mismas; la propia responsabilidad social de las empresas. Las organizaciones empresariales no son agentes transformadores únicamente. Esta característica la adquieren porque también son agentes sociales, compuestos por personas, con intereses e ideales, y en constante contacto con otras personas que, si bien no tienen la capacidad de decidir sobre la estrategia de una compañía, sí que influyen directamente en sus acciones; los grupos de interés; propietarios; proveedores; trabajadores; vecinos; miembros de la comunidad…
En definitiva, ya sea porque estamos ante mecanismos que generan fortalezas competitivas o porque tenemos una exigencia y un compromiso social, las organizaciones y sociedades empresariales tenemos razones de sobra para no dejar pasar el tren de la Agenda 2030 y trabajar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.